Indica que el queso cuenta con unas características que son posibles fundamentalmente gracias al entorno natural donde se ha elaborado: ingredientes, factores medioambientales, formas de producción...
Define a aquellos quesos que tienen alguna característica específica vinculada a un lugar de producción y que al menos una fase de su elaboración se ha llevado a cabo en dicha zona.
Distingue a los quesos elaborados con ingredientes tradicionales o según un método tradicional de un lugar determinado.
Es el segundo productor de quesos de Europa. En 2017, se produjeron 1,9 millones de toneladas. Se calcula que en Francia existen más de 1.200 quesos diferentes, siendo los grupos de quesos de pasta blanda y quesos artesanos de campo muy locales dos de las variedades más importantes. Existen una 750 queserías en el país.
Es el tercer productor de queso de la UE, con 1,3 millones de toneladas al año (en 2017). El consumo de queso en Italia alcanza alrededor de 24 kg por habitante al año; en gran parte, liderado por los quesos frescos como la mozzarella, el mascarpone o la ricota, aunque también existe un gran consumo de quesos curados, como el Grana Padano o el Parmigiano Reggiano. Tanto unos como otros son imprescindibles en lasn cocinas italianas.
Con 465.000 toneladas elaboradas en 2018, Reino Unido es uno de los principales productores del queso a nivel europeo. Cuenta con unas 375 empresas productoras, siendo Arla, Müller, Ornua y Dairy Crest las 4 más importantes. De media, un consumidor británico consume unos 11 kg de queso al año. La variedad más consumida es el Cheddar, seguido de quesos frescos como Mozzarella, Feta o Brie.
Reconocido como uno de los países con más cultura quesera de Europa, Suiza produjo en 2018 unas 190.000 toneladas de queso. Los suizos consumen una media de 22 kg de queso al año, lo que les sitúa en la parte alta de la tabla a nivel europeo. Excluyendo a los pequeños productores de granja, Suiza cuenta con unas 90 centrales lecheras, aunque son 4 de ellas (Emmi, Cremo, M-industry y Hochdorf) las que transforman el 90% de la leche del país.
En 2018 Holanda produjo alrededor de 880.000 toneladas de queso. Obviamente es mucho más de lo que los 17 millones de habitantes pueden consumir, porque gran parte de esa producción se deriva a la exportación en Alemania, al resto de Europa, Japón y EE.UU. A pesar de ello, los holandeses consumen un promedio de 20,87 kg de queso al año; muchos de ellos, de gran consumo, como el Edam o el Gouda, pero el país cuenta también con 4 quesos con D.O.P.: Leyden, Kanterkaas, Nord Holland Edammer y Nord Holland Gouda.
Al igual que sus vecinos franceses y holandeses, Bélgica tiene una gran cultura quesera. Produce alrededor de 105.000 toneladas de queso anuales y sus habitantes consumen unos 15 kg al año. Existen unas 300 variedades de quesos belgas, pero solo uno cuenta con la D.O.P.: el Herve, una especialidad de pasta blanda y corteza lavada, de entre 100 y 200 gr. La mayoría de los quesos producidos en Bélgica se elabora a partir de leche de vaca, un ganado tradicionalmente más adaptado al clima y los pastos verdes; sin embargo, cada vez es más común que jóvenes agricultores desarrollen producciones ovinas y caprinas.
De las aproximadamente 220.000 toneladas de queso al año que produce Grecia, unas 120.000 son de Feta. Los griegos consumen una media aproximada de 30 kg de queso por habitante al año. Se considera una de las medias más altas de Europa. Actualmente aún existen en el país muchos productores familiares y locales, que elaboran quesos principalmente a base de leche de oveja y cabra, los animales lecheros más comunes y mejor adaptados al país, debido al clima, la tipología de los suelos y su historia campesina.